Perfil
La Estacion de Ferrocarril de San Salvador tal vez sea uno de los lugares menos publicitados en Paraguay, sin embargo tiene una historia sorprendente ya en esta epoca contemporanea, debido a que fue objeto de descuido de parte del Estado.
San Salvador era centro de reabastecimiento de agua y leña para las calderas que hacían funcionar los motores a vapor del ferrocarril en viaje de Asunción a Encarnación, o viceversa. El cambio de locomotoras se producía a través de una aparatosa mesa giratoria que había sido fabricada en Ipswich, Inglaterra, en 1910, por la compañía «Ransomes & Rapier Ltd», según se leía en dos grandes placas de bronce que hace poco fueron robadas para ser vendidas a precio de metal. A metros de la estación de pasajeros funcionaban los talleres de reparación, porque de San Salvador partía el ramal a Abaí, con paradas intermedias en Ñumí, Eugenio A. Garay, Fassardi, Gral. Morínigo y Pindoyú.
Durante un siglo, los aparatosos vehículos marcaron el ritmo de vida de este pequeño pueblito acomodado en la geografía guaireña. La llegada de las vías a San Salvador en la década de 1890 trajo cambios para los pocos vecinos que habitaban la compañía, entonces dependiente de Borja. Era una importante fuente de trabajo para todos, lo que pronto transformó el rudimentario paisaje de ranchitos y bosquecillos en obras materiales que todavía existen en los alrededores. Grandes casonas de finales del siglo XIX y principios del XX, que eran comercios de ramos generales, bares y hoteles.
Desde que el tren dejó de funcionar, hará más de diez años, el silencio se adueñó de San Salvador. Cubierto de pasto, el amplio campo verde correspondiente al ferrocarril distribuye en sus dimensiones tinglados, conjuntos de casas, un tanque elevado y un tajamar que proveía de agua a las instalaciones.
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